1939: Ralph Lauren, diseñador de modas estadounidense.

Nacido en una familia de inmigrantes judíos en el Bronx, Ralph Lauren creció rodeado de un bullicio que resonaba con sueños y aspiraciones. Desde pequeño, su creatividad desbordaba; tal vez fue esa mezcla de culturas la que despertó en él un anhelo por el estilo y la elegancia. Con solo 12 años, ya soñaba con diseñar trajes que adornaran a las figuras más prominentes de su tiempo. Sin embargo, los caminos hacia el éxito no siempre son rectos. Al terminar la escuela secundaria, Lauren se alistó en el ejército estadounidense durante la Guerra de Vietnam. Este periodo cambió su perspectiva sobre la vida y le enseñó el valor del trabajo duro. A pesar de esto, sus pensamientos nunca se alejaron del diseño; cada uniforme que veía alimentaba su deseo por crear algo único. Después de regresar a casa, Ralph se inscribió en una universidad pero abandonó sus estudios para perseguir su verdadera pasión: la moda. Se convirtió en vendedor de corbatas y así comenzó un viaje que lo llevaría a crear una marca icónica. Irónicamente, mientras otros luchaban por encajar en las tendencias efímeras del momento, él optó por un estilo clásico que resonaría durante décadas. La primera colección bajo su nombre fue lanzada en 1968; aunque no era conocida universalmente al principio, cada prenda reflejaba una visión audaz: captura la esencia del estilo americano chic. Quizás ese primer paso fue como abrir una puerta hacia un mundo donde los sueños se entrelazan con las realidades cotidianas. Con el tiempo, Ralph Lauren no solo estableció una marca sino un imperio del lujo accesible. Sus diseños desde elegantes camisas hasta fragancias seductoras redefinieron lo que significa ser sofisticado sin perder autenticidad. En este contexto, podemos imaginar cómo cada colección funcionaba como capítulos de una historia visual donde los protagonistas eran todos aquellos que llevaban sus creaciones. A medida que pasaron los años y las pasarelas se llenaron con sus obras maestras, Lauren continuó expandiendo sus horizontes creativos. Se aventuró en el mundo del diseño interior y la decoración; así mostró al mundo que su talento iba mucho más allá de simples prendas textiles. El legado cultural dejado por este visionario es palpable hoy mismo: desde las celebridades vistiendo Polo hasta los jóvenes influencers emulando estilos inspirados por él... Su enfoque hacia lo atemporal ha hecho eco incluso entre nuevas generaciones sedientas de autenticidad. En cada rincón donde aparece su marca ya sea desde tiendas exclusivas hasta plataformas digitales resuena un eco profundo: “La moda es lo efímero… pero el estilo es eterno”. ¿Quién sabe cuántos más soñadores seguirán sus pasos? Lo cierto es que Ralph Lauren ha tejido indisolublemente su nombre dentro del tejido cultural estadounidense.