2003: Fernando Arbex, batería español, de la banda Los Brincos (n. 1941).

Era un día de 1941 cuando en la calidez de un hogar español, nació Fernando Arbex, quien más tarde se convertiría en el virtuoso batería de Los Brincos. Su infancia estuvo marcada por un aire bohemio y musical; sin embargo, fue la llegada de la adolescencia lo que realmente encendió su pasión por los ritmos que lo llevarían a convertirse en uno de los pilares del rock español. Con el golpe certero de sus baquetas, Arbex no solo marcó el compás del grupo, sino también una época. En medio de una España aún atrapada entre sombras del pasado y sueños de modernidad, Los Brincos emergieron como un fenómeno. A finales de los años 60, mientras las guitarras eléctricas resonaban en cada rincón del país y los jóvenes comenzaban a reclamar su espacio, el grupo se alzó con himnos que hablaban del amor y la libertad. Quizás su mayor logro fue conectar con una generación ansiosa por liberarse; sus melodías se convirtieron en ecos vibrantes que aún resuenan hoy. Sin embargo, el éxito no llegó sin dificultades. Arbex tuvo que enfrentarse a la constante presión de mantenerse relevante en un mundo musical cambiante; las tendencias evolucionaban rápidamente. En 1970, después de varios éxitos como "Black is Black", Las cosas empezaron a desmoronarse: diferencias creativas dentro del grupo comenzaron a surgir. A pesar de esto, Fernando nunca dejó caer su pasión por la música fue así como empezó a explorar nuevos horizontes musicales incluso fuera del ámbito de Los Brincos. Años después, cuando muchos pensaron que había desaparecido entre las sombras del olvido musical... ¡sorpresa! Su nombre reapareció junto a colaboraciones inesperadas con otras bandas y artistas emergentes que buscaban autenticidad; quizás su esencia siempre estuvo allí esperando ser redescubierta. Quién sabe cuántos otros músicos fueron influenciados por su estilo único y versátil... Sin embargo, llegó el fatídico año 2003: Fernando Arbex dejó este mundo dejando tras él un legado invaluable para la música española. Su partida fue recibida con tristeza e incredulidad entre sus seguidores y colegas músicos su huella es imborrable... En una entrevista callejera, un fan dijo: “No solo perdimos a un gran músico; perdimos parte del alma del rock español”. Irónicamente hoy en día en este contexto donde resuena tanto lo retro muchas nuevas generaciones descubren su música gracias al impulso digital. Las plataformas streaming han permitido revivir esos acordes vibrantes que marcaron una época dorada... Y aunque ya no esté físicamente entre nosotros para seguir creando magia detrás de los parches o escribir nuevas letras llenas de vida... ¡su espíritu sigue vivo!